Claudia - sobreviviente de fibrosarcoma facialHola soy Claudia Alcántara tengo 23 años y me gustaría compartir mi historia.
Una bolita al costado de la cara. Todo empezó con eso. A los 17 años entre por primera vez al block para sacarme un Lipoma (bulto de grasa). En la biopsia salió que tenía características de tumor pero, como me lo habían extirpado, al menos yo, estaba tranquila. Al año me volvió a salir un bultito. Esta vez me diagnosticaron Fibrosarcoma facial. Un que? (Imaginen ese nombre para un adolescente de 17 años.) Notaba que algo había cambiado, pero no entendía mucho y no me preocupaba por entender. Mi hermana había fallecido a los 21 años de leucemia. Y eso era lo único que yo sabía sobre el cáncer. Algo terrible a lo que temerle que se había llevado a mi hermana muy joven. Comencé a visitar médicos. Visitamos con mis padres 3 oncólogos y 6 cirujanos. Nadie nos decía qué hacer. Un día uno le dijo a mis padres "yo tengo 3 casos y dos murieron. Hay que operarla". El tema era que nadie se animaba a operarme con las secuelas físicas que pronosticaban (caída del ojo, perdida de la expresión de ese lado de la cara y de motilidad de la mandíbula). Fue el 6to cirujano que dijo "señora, acá no hay experiencia. Vaya al exterior". Y ahí empecé a entender. Forma parte de esta historia también, contar la cantidad de gente que conocida y sin conocerme, me mostró lo mejor de sí e hizo posible esa operación en el exterior. Soy gracias a todos ellos. A los 3 meses, celebre mis 18 y me fui a Argentina. En el Instituto Fleming me opere. Y sólo me había quedado una hendidura al costado de la cara (tiempo después digo "solo", en ese momento me lo tome fatal, pero te vas dando cuenta de lo que sos realmente y de lo sobrevalorado que esta el físico). Al año me recidivó. Si, la tercera vez. Y junto a eso aparecieron unos nódulos pulmonares. Comenzaron las homeopatías, las promesas, las Novenas, cambios en la alimentación, etc. Yo por mi parte no le encontraba sentido a nada. No creía en nada de lo que hacía. Otra visita a un conocido oncólogo que ni fui. Mi madre fue sola y cuando volvió me dijo: anda a escucharlo, es distinto a los demás. Fue el primero que dijo de hacer quimio y radio. Primer reacción: "ni soñando, esta loco". Reconoció mi espanto y negación y dijo "nada va a funcionar si no tenés fe. Cree en lo que estas haciendo y tené Fé en dios". Ese médico loco, hoy es mi amigo. Una gran persona que me ayudo a entender y vio en mi mas que "un caso difícil", pudo ver la persona atrás del cáncer. Empecé los tratamientos mientras me adaptaba a todos los cambios físicos que se conocen. Destaco la compañía de mis amigos en estos momentos. Me hacían reír, me obligaban a levantarme, a arreglarme, me acompañaron a raparme, fueron a argentina en mi operación. en los días que la quimio me hacia sentir mal, ahí estaban también. Su compañia fue vital. No hubiese podido sin ellos. Mientras avanzaba el tratamiento, conocí la bioneuroemocion. Fue en ese momento que comprendí que yo era la única responsable de todas las situaciones que acontecían en mi vida. Fue ahí, que entendí que todo esfuerzo por "combatir" la enfermedad, era en vano. Comencé a escuchar al cáncer, a preguntarle ¿que queres? ¿a que venis con tanta insistencia? Y cuando me canse de "luchar", encontré la respuesta. Fue el año pasado que asumí mi responsabilidad para sanar. Cambié mi percepción y en donde antes veía una enemiga incansable, comencé a ver a una amiga. Me pregunté ¿Qué es lo que tengo que aprender de esta situación? ¿Qué no estoy viendo? Paulo Coehlo nos dice: las experiencias repetidas tienen una única finalidad, enseñarle al guerrero lo que no quiere aprender. Necesitaba empezar a escuchar. Aprendí que el Universo nos habla, nos da señales y que es nuestro deber escucharlo o no. Un curso de milagros dice: hoy dejo de buscar soluciones, para que esa consciencia me inspire y pueda tomar aquella dirección que mi corazón siempre ha sabido. Continue con mis tratamientos, pero ya no esperaba que la quimio, la radio o las cadenas de oraciones me salvaran. Todas las herramientas que necesitaba para atravesar mi camino, ya las tenía. El universo me estaba ayudando, me daba señales. Sólo había que confiar, confiar en uno mismo, en el espíritu Santo que vive en nosotros y en el Universo. Mi sanación comenzó de adentro hacia afuera. Con ayuda de la bioneuroemoción investigue mi árbol genealógico, sane dolores antiguos, acepte mi historia y créanme cuando les digo que sentía alivio. El dolor y el llanto que me provocaban los descubrimientos que hacía de mi historia, reconocer mis defectos, dejar ir e integrar el pasado, era un llanto renovador, sanador. Hoy en día continúo sanando, mis tumores redujeron su tamaño pero estoy tranquila, porque todos los días despierto un poco más y sigo sanando mi alma. Agradezco las experiencias que me han tocado vivir, gracias a ellas hoy estoy dónde quiero estar y soy quién quiero ser. Hice 10 sesiones de quimio y 28 sesiones de radioterapia. Al empezar la segunda tanda de quimio le dije a mi medico que me la hacía con la condición que al terminar, pudiera viajar. Desde el primer dia me dio la confianza necesaria para afrontar cada sesión. Era una mas que me acercaba a un gran sueño. Mientras hacia el tratamiento, termine 3ero de la carrera que estaba haciendo y 3 meses después de terminarlo, me vine a españa a seguir estudiando.. Cuento esto porque fue la primera vez desde los 17 años, que decidi hacer algo que me hacia felíz. Estaba decidiendo que hacer con mi vida y mi realidad empezó a cambiar. Llamenle poder de la mente, casualidad, suerte, conexión con el universo.. como quieran! Pero una cosa es cierta, cuando cambie mi forma de ver al cáncer y empecé a "escuchar" los síntomas, los nódulos comenzaron a reducirse. El tumor facial comenzó un proceso de recidiva. Cosas que, haciendo los mismos tratamientos, en estudios anteriores no se veían esos avances, al contrario, seguían creciendo. Aún sigo bajo controles cada 4 meses. Estoy en Madrid estudiando, trabajando y haciendo actividades voluntarias. Quería mencionar a quienes hacen que cada día de mi sanación sea posible. Mis padres. Las dos personas más fuertes del mundo. Con el dolor incurable de perder un hijo, enfrentan este proceso con una fe admirable y demostrando el amor más puro e incondicional. Gracias infinitas. Hoy soy feliz y estoy mas sana que nunca porque comprendí la importancia de toda esta experiencia. Aprender a situarme en el hoy, vivir y disfrutar cada instante. Ser... |