Testimonio Sobreviviente - Sabrina Gonzalez Lambiasi

Estaba duchándome cuando lo noté por primera vez… para ese entonces me encontraba en el mes de Setiembre, cursando mi sexto mes de embarazo.
Era un bulto mediano, poco más chico que una pelota de pin pon, y se encontraba encima del pezón de mi seno izquierdo. Recuerdo que lo palpé, lo apreté suavemente y me dolió, incluso me dolía sin tocarlo.
Cuando fui al ginecólogo (a la semana de haberlo encontrado) éste me envió inmediatamente una mamografía.
Por encontrarme embarazada, en el centro donde realizaban éstos estudios no me la quisieron hacer, y en su lugar me hicieron una ecografía mamaria. El médico que me la realizó me informó que debía hacerme una punción. Debo admitir que en mi vida pasé por una experiencia más incomoda y dolorosa. Y también debo decir que luego me hicieron otra punción y ni me enteré, por lo que deduzco que el dolor depende de quién te la realice.
Se suponía que a la semana iba a tener el resultado, pero a los 2 días llamaron a mi casa para avisarme que estaba el resultado. Yo manifesté que iba a ser mi marido quien iba a ir a buscarlo porque estaba más cerca del lugar. La chica que me llamó recuerdo que me dijo: “pero…usted no va a venir?? El doctor quiere hablar con Ud.”, yo le contesté que no. Me sorprendió que el resultado estuviese tan rápido pronto, pero imaginé que se habían apurado a realizarlo debido a mi estado de gravidez.
Recuerdo la fecha como si fuese hoy, 02 de Octubre de 2009.
Llegó mi marido, entro por la puerta de servicio del departamento y se dirigió hacia nuestro dormitorio, haciéndome una seña con la mano para que fuese a su encuentro. Yo estaba sentada en el sofá del living charlando con mi hermana menor.
Me levanté y fui hasta el dormitorio, cerré la puerta, mi esposo estaba ahí parado, al lado del televisor, con sus manos apoyadas en las caderas y con el resultado en una de ellas. Lo miré a la cara y se puso a llorar, lloró desconsoladamente y ahí supe cuál había sido el resultado de la biopsia…..
No lo podía creer.
Me senté en la cama y no paraba de repetir: “tengo cáncer, me voy a morir, no lo puedo creer.”
Me tocaba la panza y no sabía que decirle a mi bebé, no sabía si él iba a poder vivir o no, no sabía siquiera si se encontraba bien en esos momentos.
Salí del dormitorio y se lo dije a mi hermana, ésta me abrazó, tampoco podía creerlo.
Me senté en el sofá y pensé en Victoria, mi hijita de 6 años y lloré, lloré muchísimo al pensar en todos los momentos en los que me iba a necesitar y yo no iba a poder estar.
Mi hermana se fue y llegó la sobrina de mi marido, que es doctora. Ella me calmó, me dijo que me quedara tranquila, que el cáncer de mama no es hoy en día lo mismo que era hace 30 años.
A partir de ese momento yo sentí que mi vida era un reloj, que necesitaba apurarme y que todos iban demasiado lentos con respecto a mis ansias.
Mi ginecólogo quería hacerme una masectomía, pero mi sobrina política me contactó con un cirujano mastòlogo excelente. Fui a verlo y éste me mandó todos los estudios nuevamente, incluyendo la mamografía que no me habían querido hacer. Me dijo que dado el estado avanzado de embarazo que la mamografía ya no podía dañar al feto y que era importante saber el tamaño exacto del tumor y su exacta ubicación y que eso solo lo hacía la mamografía.
El tumor era de 3 cm.
El cirujano me dijo que de acuerdo a la ubicación se podía realizar una cirugía reconstructiva en vez de una masectomía.
De todas formas debía ser consciente que en la operación, se podía encontrar con alguna otra realidad que obligara a realizar la masectomía.
Pero acepté, era mejor esa opción que ir al quite del seno de manera radical.
A todo esto, el médico tenía un congreso de una semana y yo debía esperar a que llegara, además el doctor quería esperar a que se cumplieran los 7 meses de embarazo, así en caso de tener que practicar una cesárea los riesgos para el bebé serían menores.
Fueron los días más largos de mi vida, antes de que partiera el cirujano a su congreso yo le había preguntado cuánto tiempo podía esperar mi tumor hasta…reventar… él medico me respondió con una frase que nunca voy a olvidar: “el tumor puede esperar de 30 a 45 días, pero tu alma no puede esperar ni un minuto”.
Del 02 de Octubre hasta el 23 del mismo mes, mi vida fue un llanto solo. No podía creer lo que estaba viviendo, solo mi familia cercana estaba al tanto de la situación, yo tampoco quería que nadie más se enterara, no quería ver las caras de las personas mirándome y pensando “pobrecita, se va a morir”….
Hablé con mi hija, le expliqué mi enfermedad. Fue duro, muy duro. Mi hija comenzó a cuidarme de una manera tan dulce, tan tierna. Ella me decía que iba a estar todo bien, que no llorara.
Pero claro, la cabeza de una madre no se detiene nunca. Pensaba en todas las cosas que me iba a perder, pensaba en sus abrazos, en sus besos, en su carita, en su sonrisa. Pensaba lo duro que iba a ser para ella vivir sin mí. Su padre no es mi actual marido y no vive en Uruguay. Así que me preocupaba su futuro de sobre manera.
En cuanto a mi bebé, me preocupaba su salud en ese momento. No tenía el mismo sentimiento que con Victoria, porque sabía que él no me iba a extrañar… no me iba a conocer, por tanto no iba a tener necesidad de mí.
Mi esposo, ese era otro tema….como me dolía tener que dejarlo!!!
Nos casamos en Mayo de 2008, tenemos 15 años de diferencia, pero nos amamos profundamente, superamos muchas cosas en la vida y muchos desamores. Nos habíamos encontrado y queríamos vivir nuestro amor y cuidar de nuestra familia. Su mamá había fallecido cuando él tenía menos de 20 años y la causa había sido nada más y nada menos que: cáncer de mama.
Yo no paraba de llorar. Mi esposo estaba al pie del cañón, firme como una roca. Cuidando de mí y de Victoria. Consultando médicos, hablando con un amigo cuya esposa había fallecido de cáncer de mama….en fin, fueron días duros, muy duros.
El cirujano llegó a mediados de octubre, me vio y marcó la operación para el 23 de Octubre (3 días después de mi cumpleaños 32).
Me indicó que debía hacerme la marcación de ganglios centinelas.
También me dieron 3 inyecciones para madurar los pulmones de mi bebé, por si era necesario practicarme una cesárea en la operación.
A ésta altura ya había cambiado de ginecólogo, ya que el mío en principio me quería realizar una masectomía y luego que le manifesté mi decisión de operarme con otro médico, la situación quedó muy tensa y ninguna de las dos partes quería continuar con esa situación.
Mi cirujano me recomendó a otro ginecólogo y pasé a atenderme con él.
A lo largo de ésta enfermedad me di cuenta de cuántas cosas ignoraba y aprendí muchísimo. Lo sigo haciendo. Una de las cosas de las que me enteré es que podíamos tener 1, 2 o 3 ganglios centinelas o ninguno.
Yo tenía 2.
El 23 de Octubre, al mediodía, me marcaron los ganglios centinelas.
Luego ingrese en el sanatorio.
Llegó la hora de la operación, estábamos todos nerviosos, estaban mis padres, mis hermanas, mi familia política, mi marido, mis amigos…
Recuerdo que había dejado órdenes estrictas de que NO se les dijera nada a mis abuelas hasta que yo no hubiese entrado en el quirófano. No sabía cómo iban a reaccionar y temía por su salud.
Mi sobrina política entró al quirófano conmigo y eso me hizo sentir más acompañada, aunque nunca estaba sola, mi bebé venía conmigo.
El cirujano me presentó a todos los médicos y enfermeras del quirófano, recuerdo que éramos un montón!!!
Luego me marcó todo el seno con un bonito color azul y luego me pusieron una mascarilla. Yo estaba charlando cuando de repente……me dormí.
Al despertarme de la anestesia, mi sobrina estaba a mi lado. Me habló suavemente, me explicó que el bebé estaba bien, que no habían tenido que practicarme una cesárea, que me habían sacado el tumor, que media 4 cm, que los ganglios centinelas habían dado negativos y que me habían sacado el primer ganglio de los comunes porque el médico lo había visto muy inflamado, pero que también había dado negativo….
En fin, que estaba todo bien. Las cosas habían resultado mejor de lo esperado. Porque dado mi embarazo las hormonas podían jugarme un rol en contra y acelerar el crecimiento del tumor o su expansión y sin embargo allí estaba yo…. Prácticamente ilesa….
Bueno, ahora venía la segunda etapa, visitar al oncólogo.
El oncólogo me explicó que dado mi joven edad, y el hecho de que no habían antecedentes en mi familia de cáncer de mama; que él consideraba que el tratamiento a seguir era quimioterapia y radioterapia; pero que de todas formas debía hacerme los estudios de tomografía computada y centellograma al mes aproximadamente de haberme operado, por tanto habló con mi ginecólogo para que se me practicara una cesárea en Noviembre.
El 19 de Noviembre me practicaron la cesárea y nació Franco, un hermoso bebé de 3,200 kg., 100% sano. Automaticamente me dieron unas pastillas para cortar la lactancia, porque como estaba recién operada de la mama no podía amamantar.
5 días después me realizaron el centellograma y la tomografía computada. Ambos estudios dieron limpios!!!!!!!!!! Yo estaba feliz, eso significaba que no había rastros del cáncer ni en huesos ni en los órganos.
De todas formas para quedarnos todos más tranquilos, fui a Buenos Aires a realizarme un PET, en mi país no existía ese estudio, así que debí pagarlo de forma particular.
El 1 de Diciembre me realicé el estudio y los resultados fueron 100% positivos, no había rastros de células cancerígenas.
La quimioterapia que me correspondía demoraba 7 meses, pero yo sabía que con la medicación original (que no es la que dan en mi país) los resultados eran mejores y además la quimio duraba menos. Lo consulté con mi oncólogo y él confirmó estos datos y me explicó que él me daba el tratamiento con los medicamentos que había en Uruguay, pero que si yo económicamente podía acceder a los medicamentos originales que el resultado era obviamente mejor.
Mi marido fue a Chile a buscar la medicación original. Allí lo trataron estupendamente. Mi hermana, quién vive en Chile, nos ayudó en la ubicación del oncólogo chileno, reservas de hotel, etc.
El 18 de Diciembre de 2009 comencé la quimio.
El oncólogo me dijo que “me iban a dar una fuerte medicación” y así fue.
Debo dejar en claro que gracias a que tenía los medios económicos para pagar la medicación original y una inyección de Neulastim que me daba después de cada quimio (la misma costaba 1200 dólares cada inyección) vomité solo 2 veces en los 4 meses de quimioterapia.
Nadie que me viera pensaba que estaba con quimioterapia.
Antes de Navidad me corte mi hermoso pelo rubio y me hice una peluca con él.
El 4 de Enero de 2010, tal cual me lo había pronosticado el oncólogo, mi pelo comenzó a caer.
Le pedí a mi marido que me afeitara la cabeza, y así lo hizo. Afeitó mi cabeza y la de Franco.
Estábamos tan lindos los 2 peladitos!!!!! Era fascinante ver mi cabeza por primera vez y ver que mi bebé y yo teníamos la misma forma de cabeza…. Jajajajajaja
Para salir usaba la peluca, pero para estar en casa no. Era extraño, a Victoria le gustaba la peluca, pero para Franco su mama era pelada…
Así pasaron los días. Si bien los vómitos no fueron parte de mi quimio, sí padecí una gran inestabilidad emocional. Quise separarme, quise alejarme de mis hijos…. No quería que me viesen así. Yo me sentía horrible. Había dado a luz, estaba gorda, pelada y para colmo tenía un seno cocido….realmente mirarme al espejo no era alentador…..
Mis dudas crecían, la medicación me alteraba, estaba sumamente irritable y de golpe me hundía en el llanto….
Junto con mi marido, decidimos que lo mejor era buscar ayuda psiquiátrica, y así comencé a ver una doctora, que me ayudó y me ayuda hasta el día de hoy.
Por suerte contaba con mi familia para el cuidado de los niños, así que cuando tenía quimio mis hijos no estaban en casa durante todo el fin de semana.
Con la segunda parte del tratamiento me sentí mas cansada, el Taxol hizo también que desapareciera todo pelo que pudiera haber sobrevivido en mi cuerpo…quedé absolutamente pelada. No tenía ni cejas ni pestañas, además me encontraba sumamente hinchada y me era imposible bajar de peso.
Por suerte el 26 de marzo terminó todo.
Al mes más o menos comenzó la radioterapia, y como en mayo me empezó a salir el pelo, lacio y con mucha fuerza!!!!
La radioterapia fue agotadora por el hecho de tener que ir todos los días, pero no puedo quejarme, no tuve nunca el seno rojo, ni quemado, nada….
Me pasé aloe vera durante toda la radio…yo salía del tratamiento y me pasaba la hoja de planta de aloe vera, luego me ponía el soutien, a la tarde nuevamente me pasaba y de noche volvía a ponerme. En casa tengo una plantación de aloe vera!!!
En Agosto me tocó el primer control desde que terminé con el tratamiento, dieron todos los resultados bien… por ahora no hay señal del cáncer. En febrero tendré el próximo control… y cada 6 meses durante los dos primeros años.
Tengo puesto un porth a cath, que cada mes y medio necesita ser “limpiado” y creo que lo tendré puesto por al menos 5 años más, aunque espero no necesitarlo. Debo decir a quien lea esto que lo recomiendo, es un alivio para las venas. Y es algo que hay que solicitar, ya que los médicos no suelen ofrecer el porth a cath.
Hoy estoy a casi 1 año de haber sido operada, vivo feliz, contenta; no solo por estar sana sino también por la familia que Dios me ha dado. Ésta enfermedad me ha unido más que antes a mi marido, él es un hombre espectacular y realmente no creo que hubiese podido salir de esto sola, sin él a mi lado. En estos meses ha sido mi amigo, mi marido, mi pañuelo, mi sostén, mis fuerzas, mi ánimo….todo….. Solo me divorciaría de él por el mero placer de volver a casarme!!! Es todo lo que alguna vez esperé encontrar en una pareja.
Mis hijos son mis ojos, están grandes , hermosos. Victoria más tranquila de saber que su mamá está mejor, consciente de que mamá tuvo una enfermedad que mata a muchas mujeres y consciente también de que a partir de los 20 años ella va a tener controles rigurosos sobre las mamas. Franco grande y hermoso, sensible al temperamento de mamá, como si pudiese recordar cuánto me oyó llorar y el sentimiento de tristeza que alguna vez compartimos.
Soledad, mi sobrina política, el ángel que Dios puso en mi vida. Los excelentes médicos que tengo, la operación, los tratamientos, las clínicas aconsejables, todo eso y el apoyo emocional incondicional….se lo debo a ella.
Mis médicos: ginecólogo, cirujano y oncólogo, tres grados 5 que bien merecido tienen esos grados.
Mi psiquiatra, que tanto me vio llorar y temer... que siempre tenía su celular prendido por cualquier brote de angustia que apareciera…
Y Dios, que puso esto en mi camino, no se con que fin, pero me dio esa sensibilidad que quizás no tenía….
Recuerdo que mi marido me dijo: Sabrina, te das cuenta que desde que te conozco es la primera vez que te veo llorar??? Has pasado por situaciones feas, por momentos dolorosos, por muertes de seres queridos y jamás se te cayó una lágrima!!.. Y era verdad. Quizás llevaba mucho tiempo sin llorar y necesitaba hacerlo, quizás necesitaba darme cuenta de muchas cosas y muchas personas…
Conocí al grupo LAF en plena enfermedad, entre Laura y Pedro me aguantaban con mis depresiones o mi mal humor, me leían, me mandaban mensajes. Siempre fueron esos amigos desconocidos. Es lo milagroso de internet, lo bueno de éste medio de comunicación. En el grupo también me enteré de muchos tratamientos homeopáticos, de muchas investigaciones sobre el cáncer, de avances, experimentos y conocí a otras personas, que pasaron o están pasando cosas iguales, o peores de las que yo viví.
Hoy sé que soy una privilegiada, porque conté con la mejor familia que se puede tener, con los mejor amigos y médicos. Pude realizar el mejor tratamiento existente para mi caso y hoy puedo contarlo.
Sé que por desgracia mi realidad no es la de la mayoría, por eso quiero difundir mi experiencia y quiero ayudar a otras personas que estén pasando por igual situación.
Mi tumor era hormonalmente negativo, razón por la cual el embarazo nada tuvo que ver con su aparición y en un futuro podré tener más hijos si así lo deseo, sin que ello implique un riesgo.
Salió todo muy bien, mejor de lo esperado.
Sólo tengo palabras de agradecimientos para todos, pero sobre todo para Dios que me dio la oportunidad de seguir adelante…
Era un bulto mediano, poco más chico que una pelota de pin pon, y se encontraba encima del pezón de mi seno izquierdo. Recuerdo que lo palpé, lo apreté suavemente y me dolió, incluso me dolía sin tocarlo.
Cuando fui al ginecólogo (a la semana de haberlo encontrado) éste me envió inmediatamente una mamografía.
Por encontrarme embarazada, en el centro donde realizaban éstos estudios no me la quisieron hacer, y en su lugar me hicieron una ecografía mamaria. El médico que me la realizó me informó que debía hacerme una punción. Debo admitir que en mi vida pasé por una experiencia más incomoda y dolorosa. Y también debo decir que luego me hicieron otra punción y ni me enteré, por lo que deduzco que el dolor depende de quién te la realice.
Se suponía que a la semana iba a tener el resultado, pero a los 2 días llamaron a mi casa para avisarme que estaba el resultado. Yo manifesté que iba a ser mi marido quien iba a ir a buscarlo porque estaba más cerca del lugar. La chica que me llamó recuerdo que me dijo: “pero…usted no va a venir?? El doctor quiere hablar con Ud.”, yo le contesté que no. Me sorprendió que el resultado estuviese tan rápido pronto, pero imaginé que se habían apurado a realizarlo debido a mi estado de gravidez.
Recuerdo la fecha como si fuese hoy, 02 de Octubre de 2009.
Llegó mi marido, entro por la puerta de servicio del departamento y se dirigió hacia nuestro dormitorio, haciéndome una seña con la mano para que fuese a su encuentro. Yo estaba sentada en el sofá del living charlando con mi hermana menor.
Me levanté y fui hasta el dormitorio, cerré la puerta, mi esposo estaba ahí parado, al lado del televisor, con sus manos apoyadas en las caderas y con el resultado en una de ellas. Lo miré a la cara y se puso a llorar, lloró desconsoladamente y ahí supe cuál había sido el resultado de la biopsia…..
No lo podía creer.
Me senté en la cama y no paraba de repetir: “tengo cáncer, me voy a morir, no lo puedo creer.”
Me tocaba la panza y no sabía que decirle a mi bebé, no sabía si él iba a poder vivir o no, no sabía siquiera si se encontraba bien en esos momentos.
Salí del dormitorio y se lo dije a mi hermana, ésta me abrazó, tampoco podía creerlo.
Me senté en el sofá y pensé en Victoria, mi hijita de 6 años y lloré, lloré muchísimo al pensar en todos los momentos en los que me iba a necesitar y yo no iba a poder estar.
Mi hermana se fue y llegó la sobrina de mi marido, que es doctora. Ella me calmó, me dijo que me quedara tranquila, que el cáncer de mama no es hoy en día lo mismo que era hace 30 años.
A partir de ese momento yo sentí que mi vida era un reloj, que necesitaba apurarme y que todos iban demasiado lentos con respecto a mis ansias.
Mi ginecólogo quería hacerme una masectomía, pero mi sobrina política me contactó con un cirujano mastòlogo excelente. Fui a verlo y éste me mandó todos los estudios nuevamente, incluyendo la mamografía que no me habían querido hacer. Me dijo que dado el estado avanzado de embarazo que la mamografía ya no podía dañar al feto y que era importante saber el tamaño exacto del tumor y su exacta ubicación y que eso solo lo hacía la mamografía.
El tumor era de 3 cm.
El cirujano me dijo que de acuerdo a la ubicación se podía realizar una cirugía reconstructiva en vez de una masectomía.
De todas formas debía ser consciente que en la operación, se podía encontrar con alguna otra realidad que obligara a realizar la masectomía.
Pero acepté, era mejor esa opción que ir al quite del seno de manera radical.
A todo esto, el médico tenía un congreso de una semana y yo debía esperar a que llegara, además el doctor quería esperar a que se cumplieran los 7 meses de embarazo, así en caso de tener que practicar una cesárea los riesgos para el bebé serían menores.
Fueron los días más largos de mi vida, antes de que partiera el cirujano a su congreso yo le había preguntado cuánto tiempo podía esperar mi tumor hasta…reventar… él medico me respondió con una frase que nunca voy a olvidar: “el tumor puede esperar de 30 a 45 días, pero tu alma no puede esperar ni un minuto”.
Del 02 de Octubre hasta el 23 del mismo mes, mi vida fue un llanto solo. No podía creer lo que estaba viviendo, solo mi familia cercana estaba al tanto de la situación, yo tampoco quería que nadie más se enterara, no quería ver las caras de las personas mirándome y pensando “pobrecita, se va a morir”….
Hablé con mi hija, le expliqué mi enfermedad. Fue duro, muy duro. Mi hija comenzó a cuidarme de una manera tan dulce, tan tierna. Ella me decía que iba a estar todo bien, que no llorara.
Pero claro, la cabeza de una madre no se detiene nunca. Pensaba en todas las cosas que me iba a perder, pensaba en sus abrazos, en sus besos, en su carita, en su sonrisa. Pensaba lo duro que iba a ser para ella vivir sin mí. Su padre no es mi actual marido y no vive en Uruguay. Así que me preocupaba su futuro de sobre manera.
En cuanto a mi bebé, me preocupaba su salud en ese momento. No tenía el mismo sentimiento que con Victoria, porque sabía que él no me iba a extrañar… no me iba a conocer, por tanto no iba a tener necesidad de mí.
Mi esposo, ese era otro tema….como me dolía tener que dejarlo!!!
Nos casamos en Mayo de 2008, tenemos 15 años de diferencia, pero nos amamos profundamente, superamos muchas cosas en la vida y muchos desamores. Nos habíamos encontrado y queríamos vivir nuestro amor y cuidar de nuestra familia. Su mamá había fallecido cuando él tenía menos de 20 años y la causa había sido nada más y nada menos que: cáncer de mama.
Yo no paraba de llorar. Mi esposo estaba al pie del cañón, firme como una roca. Cuidando de mí y de Victoria. Consultando médicos, hablando con un amigo cuya esposa había fallecido de cáncer de mama….en fin, fueron días duros, muy duros.
El cirujano llegó a mediados de octubre, me vio y marcó la operación para el 23 de Octubre (3 días después de mi cumpleaños 32).
Me indicó que debía hacerme la marcación de ganglios centinelas.
También me dieron 3 inyecciones para madurar los pulmones de mi bebé, por si era necesario practicarme una cesárea en la operación.
A ésta altura ya había cambiado de ginecólogo, ya que el mío en principio me quería realizar una masectomía y luego que le manifesté mi decisión de operarme con otro médico, la situación quedó muy tensa y ninguna de las dos partes quería continuar con esa situación.
Mi cirujano me recomendó a otro ginecólogo y pasé a atenderme con él.
A lo largo de ésta enfermedad me di cuenta de cuántas cosas ignoraba y aprendí muchísimo. Lo sigo haciendo. Una de las cosas de las que me enteré es que podíamos tener 1, 2 o 3 ganglios centinelas o ninguno.
Yo tenía 2.
El 23 de Octubre, al mediodía, me marcaron los ganglios centinelas.
Luego ingrese en el sanatorio.
Llegó la hora de la operación, estábamos todos nerviosos, estaban mis padres, mis hermanas, mi familia política, mi marido, mis amigos…
Recuerdo que había dejado órdenes estrictas de que NO se les dijera nada a mis abuelas hasta que yo no hubiese entrado en el quirófano. No sabía cómo iban a reaccionar y temía por su salud.
Mi sobrina política entró al quirófano conmigo y eso me hizo sentir más acompañada, aunque nunca estaba sola, mi bebé venía conmigo.
El cirujano me presentó a todos los médicos y enfermeras del quirófano, recuerdo que éramos un montón!!!
Luego me marcó todo el seno con un bonito color azul y luego me pusieron una mascarilla. Yo estaba charlando cuando de repente……me dormí.
Al despertarme de la anestesia, mi sobrina estaba a mi lado. Me habló suavemente, me explicó que el bebé estaba bien, que no habían tenido que practicarme una cesárea, que me habían sacado el tumor, que media 4 cm, que los ganglios centinelas habían dado negativos y que me habían sacado el primer ganglio de los comunes porque el médico lo había visto muy inflamado, pero que también había dado negativo….
En fin, que estaba todo bien. Las cosas habían resultado mejor de lo esperado. Porque dado mi embarazo las hormonas podían jugarme un rol en contra y acelerar el crecimiento del tumor o su expansión y sin embargo allí estaba yo…. Prácticamente ilesa….
Bueno, ahora venía la segunda etapa, visitar al oncólogo.
El oncólogo me explicó que dado mi joven edad, y el hecho de que no habían antecedentes en mi familia de cáncer de mama; que él consideraba que el tratamiento a seguir era quimioterapia y radioterapia; pero que de todas formas debía hacerme los estudios de tomografía computada y centellograma al mes aproximadamente de haberme operado, por tanto habló con mi ginecólogo para que se me practicara una cesárea en Noviembre.
El 19 de Noviembre me practicaron la cesárea y nació Franco, un hermoso bebé de 3,200 kg., 100% sano. Automaticamente me dieron unas pastillas para cortar la lactancia, porque como estaba recién operada de la mama no podía amamantar.
5 días después me realizaron el centellograma y la tomografía computada. Ambos estudios dieron limpios!!!!!!!!!! Yo estaba feliz, eso significaba que no había rastros del cáncer ni en huesos ni en los órganos.
De todas formas para quedarnos todos más tranquilos, fui a Buenos Aires a realizarme un PET, en mi país no existía ese estudio, así que debí pagarlo de forma particular.
El 1 de Diciembre me realicé el estudio y los resultados fueron 100% positivos, no había rastros de células cancerígenas.
La quimioterapia que me correspondía demoraba 7 meses, pero yo sabía que con la medicación original (que no es la que dan en mi país) los resultados eran mejores y además la quimio duraba menos. Lo consulté con mi oncólogo y él confirmó estos datos y me explicó que él me daba el tratamiento con los medicamentos que había en Uruguay, pero que si yo económicamente podía acceder a los medicamentos originales que el resultado era obviamente mejor.
Mi marido fue a Chile a buscar la medicación original. Allí lo trataron estupendamente. Mi hermana, quién vive en Chile, nos ayudó en la ubicación del oncólogo chileno, reservas de hotel, etc.
El 18 de Diciembre de 2009 comencé la quimio.
El oncólogo me dijo que “me iban a dar una fuerte medicación” y así fue.
Debo dejar en claro que gracias a que tenía los medios económicos para pagar la medicación original y una inyección de Neulastim que me daba después de cada quimio (la misma costaba 1200 dólares cada inyección) vomité solo 2 veces en los 4 meses de quimioterapia.
Nadie que me viera pensaba que estaba con quimioterapia.
Antes de Navidad me corte mi hermoso pelo rubio y me hice una peluca con él.
El 4 de Enero de 2010, tal cual me lo había pronosticado el oncólogo, mi pelo comenzó a caer.
Le pedí a mi marido que me afeitara la cabeza, y así lo hizo. Afeitó mi cabeza y la de Franco.
Estábamos tan lindos los 2 peladitos!!!!! Era fascinante ver mi cabeza por primera vez y ver que mi bebé y yo teníamos la misma forma de cabeza…. Jajajajajaja
Para salir usaba la peluca, pero para estar en casa no. Era extraño, a Victoria le gustaba la peluca, pero para Franco su mama era pelada…
Así pasaron los días. Si bien los vómitos no fueron parte de mi quimio, sí padecí una gran inestabilidad emocional. Quise separarme, quise alejarme de mis hijos…. No quería que me viesen así. Yo me sentía horrible. Había dado a luz, estaba gorda, pelada y para colmo tenía un seno cocido….realmente mirarme al espejo no era alentador…..
Mis dudas crecían, la medicación me alteraba, estaba sumamente irritable y de golpe me hundía en el llanto….
Junto con mi marido, decidimos que lo mejor era buscar ayuda psiquiátrica, y así comencé a ver una doctora, que me ayudó y me ayuda hasta el día de hoy.
Por suerte contaba con mi familia para el cuidado de los niños, así que cuando tenía quimio mis hijos no estaban en casa durante todo el fin de semana.
Con la segunda parte del tratamiento me sentí mas cansada, el Taxol hizo también que desapareciera todo pelo que pudiera haber sobrevivido en mi cuerpo…quedé absolutamente pelada. No tenía ni cejas ni pestañas, además me encontraba sumamente hinchada y me era imposible bajar de peso.
Por suerte el 26 de marzo terminó todo.
Al mes más o menos comenzó la radioterapia, y como en mayo me empezó a salir el pelo, lacio y con mucha fuerza!!!!
La radioterapia fue agotadora por el hecho de tener que ir todos los días, pero no puedo quejarme, no tuve nunca el seno rojo, ni quemado, nada….
Me pasé aloe vera durante toda la radio…yo salía del tratamiento y me pasaba la hoja de planta de aloe vera, luego me ponía el soutien, a la tarde nuevamente me pasaba y de noche volvía a ponerme. En casa tengo una plantación de aloe vera!!!
En Agosto me tocó el primer control desde que terminé con el tratamiento, dieron todos los resultados bien… por ahora no hay señal del cáncer. En febrero tendré el próximo control… y cada 6 meses durante los dos primeros años.
Tengo puesto un porth a cath, que cada mes y medio necesita ser “limpiado” y creo que lo tendré puesto por al menos 5 años más, aunque espero no necesitarlo. Debo decir a quien lea esto que lo recomiendo, es un alivio para las venas. Y es algo que hay que solicitar, ya que los médicos no suelen ofrecer el porth a cath.
Hoy estoy a casi 1 año de haber sido operada, vivo feliz, contenta; no solo por estar sana sino también por la familia que Dios me ha dado. Ésta enfermedad me ha unido más que antes a mi marido, él es un hombre espectacular y realmente no creo que hubiese podido salir de esto sola, sin él a mi lado. En estos meses ha sido mi amigo, mi marido, mi pañuelo, mi sostén, mis fuerzas, mi ánimo….todo….. Solo me divorciaría de él por el mero placer de volver a casarme!!! Es todo lo que alguna vez esperé encontrar en una pareja.
Mis hijos son mis ojos, están grandes , hermosos. Victoria más tranquila de saber que su mamá está mejor, consciente de que mamá tuvo una enfermedad que mata a muchas mujeres y consciente también de que a partir de los 20 años ella va a tener controles rigurosos sobre las mamas. Franco grande y hermoso, sensible al temperamento de mamá, como si pudiese recordar cuánto me oyó llorar y el sentimiento de tristeza que alguna vez compartimos.
Soledad, mi sobrina política, el ángel que Dios puso en mi vida. Los excelentes médicos que tengo, la operación, los tratamientos, las clínicas aconsejables, todo eso y el apoyo emocional incondicional….se lo debo a ella.
Mis médicos: ginecólogo, cirujano y oncólogo, tres grados 5 que bien merecido tienen esos grados.
Mi psiquiatra, que tanto me vio llorar y temer... que siempre tenía su celular prendido por cualquier brote de angustia que apareciera…
Y Dios, que puso esto en mi camino, no se con que fin, pero me dio esa sensibilidad que quizás no tenía….
Recuerdo que mi marido me dijo: Sabrina, te das cuenta que desde que te conozco es la primera vez que te veo llorar??? Has pasado por situaciones feas, por momentos dolorosos, por muertes de seres queridos y jamás se te cayó una lágrima!!.. Y era verdad. Quizás llevaba mucho tiempo sin llorar y necesitaba hacerlo, quizás necesitaba darme cuenta de muchas cosas y muchas personas…
Conocí al grupo LAF en plena enfermedad, entre Laura y Pedro me aguantaban con mis depresiones o mi mal humor, me leían, me mandaban mensajes. Siempre fueron esos amigos desconocidos. Es lo milagroso de internet, lo bueno de éste medio de comunicación. En el grupo también me enteré de muchos tratamientos homeopáticos, de muchas investigaciones sobre el cáncer, de avances, experimentos y conocí a otras personas, que pasaron o están pasando cosas iguales, o peores de las que yo viví.
Hoy sé que soy una privilegiada, porque conté con la mejor familia que se puede tener, con los mejor amigos y médicos. Pude realizar el mejor tratamiento existente para mi caso y hoy puedo contarlo.
Sé que por desgracia mi realidad no es la de la mayoría, por eso quiero difundir mi experiencia y quiero ayudar a otras personas que estén pasando por igual situación.
Mi tumor era hormonalmente negativo, razón por la cual el embarazo nada tuvo que ver con su aparición y en un futuro podré tener más hijos si así lo deseo, sin que ello implique un riesgo.
Salió todo muy bien, mejor de lo esperado.
Sólo tengo palabras de agradecimientos para todos, pero sobre todo para Dios que me dio la oportunidad de seguir adelante…