Estefani - Sobreviviente Linfoma de Hodgkin
Mi nombre es Estefani Torres, tengo 29 años y hace 6 años y medio que el linfoma Hodking y yo somos "compañeros".
A finales del 2009 trabajaba como auxiliar de ventas en un supermercado, y empecé a cansarme y a perder peso. Descansaba bien pero el cansancio era mayor, fue por eso que decidí ir al médico y me realizaron un chequeo general. Los resultados de sangre no fueron los esperados, y me dan pase para hematología, la probabilidad era anemia que yo lo veía asociado al stress laboral pues era diciembre, mes de más trabajo en un supermercado.
Concurro a la hematóloga y le comienzo a contar que además del cansancio, estaba sintiendo un fuerte dolor en las costillas, transpiraba mucho por las noches, levantaba temperatura, tos y tenía una picazón insoportable. No dudó un segundo, mientras me escuchaba y me miraba, me derivaba a la emergencia. Allí, la doctora con la placa en la mano, me explica que me tenía que quedar para hacer más estudios porque “algo serio” había. Fue el primer momento de negación porque nunca en mi vida había estado internada, pero charlas mediantes no me quedaba otra que quedarme. En la madrugada me hacen una tomografía, y el resultado no fue alentador, confirmaba lo que me habían dicho la doctora, el medico se acercó y me explica que tengo un linfoma. Ahí las preguntas que surgieron fueron, ¿un linfoma? ¿qué es eso? ¿un tumor?...comenzaba la cruzada…un 11 de enero de 2010…al lado mío siempre estuvo, estaba, está y estará mi compañero Gastón, quien juntos caíamos que tenía cáncer, aunque no entendía por qué, por qué yo, luego de la segunda negación, llego la frase… “hay que salir de esta”.
En esa semana varios estudios, biopsia, punciones, análisis de sangre, para saber qué tipo era. Ahora tenía nombre y apellido: Linfoma Hodking y comenzamos a dar pelea. Luego de colocado el port, arrancaba la primera quimioterapia una serie ABVD cada 15 días. Ese día me acompaño y hasta hoy de forma incondicional fue la Lic. En enfermería Elena Oliva.
Los cambios fueron rápidos y había que adaptarse, mi familia, amigos, compañeros fueron los que me impulsaron a tomar más fuerza.
Fueron 8 meses con ese protocolo, si bien la enfermedad estaba disminuida, no era total. Se plantea un auto trasplante de médula, y con ella una nueva esperanza para que el linfoma Hodking se fuera. Así que comencé otros 3 meses con un nuevo protocolo pre trasplante. Fue un mes y medio muy duro, pero se salió, con muchos cuidados. Me realizan un PET, dando como resultado que si bien quedaban algunos ganglios los tamaños no eran de importancia.
En mayo del 2011 vuelvo a las canchas, al trabajo!! Con controles una vez al mes, pero en Julio me siento un bultito en el pecho, inmediatamente consulto con mi médico y comienzo radioterapia. En noviembre me siento otro y este ya no daba para radio, nuevamente empezamos quimioterapia. Otro volver empezar, levantar cabeza y seguir, es difícil acostumbrarse a las recaídas por lo menos para mí!
En el 2012 se plantea un trasplante de médula alógeno. De mis dos hermanos, mi hermana Paola fue la compatible, “mi salvadora”, fue quien me dio la posibilidad de sentir la felicidad a pleno porque esta era la definitiva. ¡Llevo su sangre en mí, desde ese día somos una! Se sometió al tratamiento médico para la extracción de células madre.
Otra nueva vivencia, lo que se aprende y crece en esos momentos es increíble. Otra esperanza, un trasplante con otras complicaciones, pero salimos victoriosas, pensando ¡ahora si ya está!. Pero… mi peor compañero no me quería abandonar. A los meses volvió, y otra vez comenzamos con más radioterapia, hasta que tuvimos que empezar la quimioterapia.
Desde el 2013 hasta hoy he pasado por muchos tratamientos, protocolos, diferentes quimioterapias con el objetivo de controlar la enfermedad, de que no avanzara. Muchos altibajos, pero con la fuerza que transmiten las personas que nos rodean. Siempre digo que esta enfermedad me demuestra la cantidad de cosas que hay que valorar, cosas buenas que abrazar!
El cuerpo se fue desgastando, el tiempo de descanso cada vez más corto. La enfermedad no daba tregua, pero sin esperarlo, se acercaba una nueva esperanza. En Julio de este año, mi médico me plantea un nuevo tratamiento, una droga que se les suministra a pacientes con linfoma que la pelean hace muchos años porque este se resiste y en diversos congresos se demostró los buenos resultados, la Bendamustina. En Uruguay hay de esta droga pero es específica para pacientes con leucemia, por lo que había que comprarla, porque ni el Fondo Nacional de Recursos ni el Ministerio de Salud Pública lo habilita para esta enfermedad al no aparecer en el vademécum.
Desde ese momento pasaron solo cosas muy buenas y movilizadoras para mí. En la Medica Uruguaya todo el grupo del piso 11 comandando por Elena Oliva no pararon de hacer cosas, organizaron una rifa, pegaron carteles por toda la institución para recaudar fondos. En Facebook publicamos un pedido de colaboración, y desde allí no paró de generarse cadenas de solidaridad, sorprende lo que se puede lograr si todos nos juntamos y tiramos para el mismo lado!!
Familia, amigos, compañeros, conocidos, personas que no conozco se acercaron para brindar amor, fuerza, mensajes, llamadas, palabras de aliento, consejos, rifas, carreras, alcancías, eventos, obra de teatro, todo esto sale del corazón.
GENTE sin ustedes no sería posible, siempre lo digo, sin su apoyo sería muy difícil. La fuerza que se genera es inagotable, juntos movemos montañas.
Infinitas GRACIAS MUCHAS GRACIAS!! CADA UNO EN SU LUGAR SABE QUE ES RESPONSABLE DE QUE ESTO SEA POSIBLE, DE QUE TODAVIA ESTEMOS ACÁ DANDO BATALLA, PORQUE LOS QUE NOS QUEDAMOS PELEAMOS POR AQUELLOS QUE SE FUERON Y QUEDAN EN NUESTROS CORAZONES.
En estos 6 años, solo me quedo con todo lo bueno, hasta cuando estuvo difícil y duro también fue bueno, se aprendió, y se siguió y se sigue. Siempre le digo a una compañera que nosotros miramos con otros ojos!
Agosto 2016.-