Testimonio de Sobreviviente - Fernando.
Mi nombre es Fernando Molina, tengo 22 años y vivo actualmente en Montevideo.
Todo comenzó mediados de noviembre del 2001, estaba jugando con mi hermano y un primo cuando hice un mal movimiento que me dejó dolorido el hombro izquierdo pero como era chico y tenía 11 años no le di mucha importancia. A la noche cuando me toca a la altura de la clavícula izquierda sentía que me dolía, entonces le comenté a mi madre y ella observó que tenía un bulto; en ese entonces vivía en Castillos-Rocha lugar donde nací y crecí gran parte de mi vida, fuimos inmediatamente a emergencia del Hospital donde me realizaron una placa. El Doctor en un mal acierto de la situación dijo que estaba quebrado, que tenía que mantenerme con el brazo quieto por un tiempo.
Por lo que quedaba del año terminé 5to de escuela y empecé mis vacaciones como cualquier niño más, sin ningún problema o dolor pero siempre con el bulto presente que pensábamos era normal después de una fractura. Ya en febrero de 2002, el bulto era cada vez más grande por lo cual volvimos a recurrir al médico pero esta vez en el Hospital de Rocha; inmediatamente después de verme el doctor no dio buenas respuestas y me dio pase para Montevideo.
Ya las cosas desde entonces no fueron tan fácil como uno pensaban que eran al comienzo, con 11 años como tenía en ese entonces no tenía sentido de la gravedad del asunto. Al llegar Montevideo me derivaron a Oncología en el Hospital Pereira Rossell, donde me vieron un montón de especialistas de distintas áreas porque aún no se sabía que era el bulto todavía, aunque se tenía muchas sospechas. De manera apresurada me realizaron una biopsia, la cual mandaron al exterior para ser analizada por lo extraña que era la muestra. Desde allá no vinieron buenas noticias, se trataba de un tumor maligno diagnosticado Liomiosarcoma el cual era muy poco frecuente y se había dado en pocas personas. Desde ese entonces la palabra Cáncer formó parte de mi vocabulario, conocía poco esta enfermedad así como cuales podían ser sus consecuencias, pero sabía que no era nada bueno. No me olvido de la que dijo mi hermano que es 2 años más grande que yo cuando mis padres le dijeron que tenía cáncer: “¿Pero por qué si Fernando no fuma?” sin duda por la edad que teníamos los dos y la falta de información asociamos inmediatamente el Cáncer a factores como el cigarro que son una principal causante.
Era importante para los doctores buscar una solución rápida porque el tumor se esparcía rápidamente, pero la operación era complicada porque el tumor se encontraba alojado sobre la clavícula izquierda y era bastante grande a ese entonces. Sin importar lo complicado que fuera el equipo médico compuesto por oncólogos y traumatólogos, decidieron operaron para extirpar el tumor. La operación fue larga y tuvo éxito, lograron extirparme el tumor removiendo la clavícula izquierda, parte del esternón y de la primer costilla. Esto solo fue el comienzo, sin duda que después de la operación vinieron otra gran serie de estudios diversos que tampoco dieron buenas noticias, a esta altura ya tenía metástasis alojadas en los pulmones por lo que me pasaron para la Fundación Peluffo Giguens para realizarme un tratamiento de quimioterapia.
Tengo que confesar que yo me sentía contento y triste a la vez, estaba feliz de que la operación había sido un éxito pero sabía que no todo andaba bien, extrañaba estar en mi ciudad, con mi familia, mis amigos e ir a la escuela. Recién hace pocos años me enteré por mi madre que no mi quiso contar en este momento por lo chico que era, que los doctores le dijeron que mi recuperación era muy complicada y que la probabilidad no estaba de mi lado. Igualmente mi madre nunca se dio por vencida y junto a mi luchamos esta gran batalla contra el cáncer. No recuerdo bien pero este ya sería abril/mayo del 2002 cuando comencé mi tratamiento de quimio junto a muchos niños más que estaban luchando con esta enfermedad.
Será por la ingenuidad que tiene un niño de 11 años como yo en ese entonces, que mi única preocupación no estaba solo en curarme sino que otra de las grandes cosas que me preocupaban era no perder el año en la escuela y separarme de mis amigos; lo cual me entristecía mucho pensar. Mis padres para ayudarme en esto, se movieron para ver la manera que pudiera no perder el año con lo cual hablaron con la directora de la escuela. Una maestra, Verónica Perdomo a quien le tengo que agradecer mucho, se ofreció para darme clase en mi casa cuando yo pudiera sin cobrarnos nada, la realidad era que yo tenía poco tiempos porque vivía yendo a Montevideo por el tratamiento y pasaba los días internado pero siempre deseaba volver a mi casa para tomar mis clases.
Ese año fue eterno y muy difícil, son miles los recuerdos que tengo, sin duda que la lucha contra el Cáncer no es fácil pero la esperanza nunca hay que perderla! Duele mucho y son muchas las lagrimas que dejamos en el camino que vamos recorriendo pero al final cuando tienes la oportunidad de sonreír a la Vida, no te queda otra que agradecer y querer motivar a otros a que no se rindan.
No se cuantas cesiones de quimioterapia me hicieron se que eran secuencia de 5 y 3 días, y obviamente entre ellas los comunes “bajones” por falta de defensas que me hacían permanecer más días internado para que no contrajera ninguna enfermedad. Todas las cosas que se viven por culpa del tratamiento sin duda que me hacían pasar muy mal, no soportar la medicación y pasar los días vomitando y sin comer nada porque me negaba a sentirme mal; el hecho que se me cayera el pelo; pasar los días acostado y enchufado (como le decía yo) son cosas que te juegan en contra en el ánimo. La quimio por si sola no estaba dando los resultados esperados, si bien había disminuido las metástasis que tenía pero aún quedaban, por lo cual la combinaron con radioterapia que era más localizada.
Se que la lucha contra el Cáncer es toda la vida, pero el tratamiento no lo fue gracias a muchas cosas y muchas personas, sin duda el apoyo médico y de otros profesionales pero sin duda que la fortaleza que uno pone y la de todos aquellos que te rodean, y en mi caso la de mi madre que fue la que me acompañó incondicionalmente todo mi recuperación. Si bien parece algo de nunca terminar, nunca dude que me iba a mejorar y así como uno empieza un año escolar con el deseo de aprobar y sacarse un Ste, esto lo tomé igual algo que comenzó que debía ser aprobado a finalizar el año para comenzar una nueva etapa de mi vida. Con la quimioterapia y la radioterapia lograron reducir los metástasis de una gran manera, quedando algunos micronódulos por lo cual decidieron darme el “alta” y no vieron necesario seguir con el tratamiento, este fue uno de mis momentos más felices cuando me dijeron que no debía volver a hacerme una quimio lo que se sumó a que pude ir al campamento organizado por la Peluffo ese mismo año a pocos días de mi alta médica, conociendo gente de diferentes países que había pasado por situaciones similares.
Una de mis preocupaciones estaba resuelta y por otro lado, gracias a la Escula N°5 de Castillos que era a la que iba, junto a la ayuda de Verónica, rendí una prueba especial para poder terminar 6to y poder pasar al Liceo el próximo año junto a mis amigos.
Desde ese momento nunca más tuve que volver a internarme para hacerme un quimio o pasar por la sala de radiación, solo tuve que hacer los controles correspondientes que cada vez se hacían con menor frecuencia dado que no habían cambios ni nuevos síntomas de reaparecer el cáncer, mientras que los micronódulos iban desapareciendo o se hacían más chicos.
Hoy, ya a más de 10 años de ese entonces, con 22 años me encuentro terminando mis estudios como Contador Público en la Facultad de Ciencias Económicas y Administración; el estudio siempre fue un pilar de fuerza en mi tratamiento que me hizo no rendirme nunca superándome y sin duda superando al Cáncer, para poder decir que se puede y siempre hay esperanzas de VIDA.
Muchas gracias a Livestrong por permitirme contar mi testimonio y compartirlo con otros tantos sobrevivientes de cáncer. Para mi esta oportunidad y sin duda el hecho de conocer esta fundación me ayudó mucho a recapacitar porque pasé muchos años desde el tratamiento buscando olvidar ese feo momento, donde recordar me implicaba varias lagrimas.
Eternamente agradecido con la vida de poder darme otra oportunidad, a la Fundación Peluffo Giguens por todo lo que hacen por los niños con cáncer, a mi familia y amigos que me acompañaron y siempre me dieron para adelante y sin duda a mi Madre que no sería nadie sin ella hoy en día es la persona más importante para mi.